domingo, marzo 30, 2008

Disfrutemos de la vida pues es la única manera de agradecer todo lo que nos ofrece....
(30/03/2008, Auroville, India)
Siento decir que en este viaje la cámara se está quedando en la habitación mientras yo contemplo imágenes increibles, pero ayer me fui con Pau y Nora de paseo y al menos os puedo mostrar un poco de lo que me rodea...

jueves, marzo 27, 2008

No ocurre siempre
(27/03/2008, Auroville, India)
Noche de luna llena, equinoccio de primavera y viernes santo, es fiesta hindú, musulmana y católica, esto no ocurre desde hace 35 años y nos encontramos en uno de los mayores templos a Shiva de la India guardando turno en la laberíntica cola que se dirige a la mismísima figura de Lord Shiva...
Los mantras inundan los sonidos en un cántico repetitivo que penetra hasta la propia esencia del ser, el ambiente es lúgubre y tenebroso, la sensación es de estar dentro de una caverna dirigiéndote al centro de la tierra, no hay ventanas ni cristaleras y las bombillas amarillas iluminan lo justo a los devotos cautivados por su fe esperando para pedir sus deseos...
No es extraño que aún en el estrecho laberinto de vallas que forman la hilera alguien aproveche cualquier esquina para colarse, los indios siguen fieles a sus principios incluso ante Shiva, no nos va a sorprender a estas alturas...
La tradición dice que después de visitar el templo en noche de luna llena debes recorrer descalzo los 16 km que rodean la montaña que preside el pueblo uniendo los templos “chicos”, cada paso según dicen honra a 1000 dioses y miles de personas han decidido honrar a sus dioses esta noche, dejamos atrás el templo y haciendo trampas caminando con zapatillas Andrea, Getchen y yo nos encontramos siguiendo a toda esta gente dejándonos llevar por la corriente como si de una marea humana se tratase inmersos en un mar de sensaciones dentro de una noche mágica...
Andrea y Getchen decidieron venir a Pondicherry a pasar la semana que les quedaba de descanso entre el “mission trip” y la vuelta al trabajo diario en la consulta, y como si fuéramos amigos de toda la vida y no nos hubiéramos conocido unos días antes nos convertimos en un equipo pasando juntos 18 horas al día, más a gusto cada momento y con la sensación de que solo existiese esa semana en nuestras vidas...
Practicamos Yoga, recibimos masajes ayurvédicos en los que te embadurnan de aceite todo el cuerpo, visitamos a Shiva en la luna llena, cayeron algunas cervezas y Gretchen podrá redecorar su casa con todo lo que compró... nos fuimos contando, conociendo,... pero, ¿no nos conocíamos de antes?, ¡qué cosas ocurren en la Vida!
Pero como todo en la Vida, sobre todo las vacaciones, la semana que parecía un siglo pasó sin que nosotros quisiéramos teniendo que volver cada uno a nuestros quehaceres; Andrea y Gretchen volvieron al País Vasco y yo me puse a buscar lugar en Auroville dónde estoy ahora, más cerca de Walter y no lejos de Alberto, ¡nos vemos pronto guapísimas!
Este viaje está concretando varios cambios en mi vida que hacía tiempo buscaba y que se están cumpliendo ahora, y como los cambios no se dan más que trabajando en ellos, en lo que se refiere al ámbito laboral me he puesto manos a la obra junto con Walter para que salga adelante el proyecto en el que si se cumplen los pasos que todavía deben darse estaré los próximos años, por eso aún no correré a contar nada, lo haré saber cuando sea oportuno.
De momento puedo prometer que a pesar de los cambios y gracias a ellos mi vida seguirá siendo una sucesión de hechos insólitos que solo se repiten cada 35, 100 ó 2000 años, seguirá teniendo la luz del descubrimiento como guía de noches tormentosas...

lunes, marzo 17, 2008

Buen panorama por delante
(17/03/2008, Pondicherry, India)
La Vida es tan diversa como impredecible, tiene tantos matices como sorpresas te puede dar, por eso me declaro admirador, amante, alumno e incluso curioso ante élla...
La Vida me hizo venir a India sin saber muy bien a qué venía, persiguiendo la idea lejana de creer que aquí encontraría algo que daría un nuevo rumbo tanto a mi vida como a mi carrera profesional...
Aún con fe inmensa en que algo así ocurriría, recorriendo lugares conocidos aquí en India, disfrutando de lo que un día me gustó de este país, sentía en mi ánimo un “¿qué hago yo aquí?”, un desánimo ante lo que me rodeaba que me hacía pensar que algo había cambiado dentro de mi...
Éstos son los ciclos altibajos que convierten a la Vida en una lucha constante por el crecimiento personal y la superación de problemas que un día parecerán pequeños... y que sin los cuales la Vida nunca llegaría a tener un sentido pleno, nunca parecería un camino de aprendizaje en el que uno se ha de ir puliendo poco a poco para un día parecer un viejo sabio... Así también la vida se reserva sus sorpresas para el momento oportuno en el que otra lección tiene que ser aprendida, dejar Delhi y Varanasi a un lado, lo conocido, y llegar a Kolkata, lo desconocido, supuso la suerte de encontrar una de esas gratas sorpresas que la Vida le reserva a uno para el momento preciso...
Tenía el contacto de una paisana del País Vasco que conocí hace unas semanas y que también estaría en Kolkata en las mismas fechas en las que yo pasaría por la ciudad, Andrea había organizado un “mision trip”, o un viaje de trabajo mal traducido, en el que ella junto con otros 10 quiroprácticos de todo el mundo iban a estar una semana recolocando columnas y huesos en general en barriadas humildes del distrito de Kolkata.
Una vez en la ciudad después de 27 absurdas horas de tren (suelen ser 12), pude ponerme en contacto con Andrea para lo que sería el primer contacto en un día repleto de buenas energías, me invitaron a cenar y a conocer el equipo de 11 compuesto por 4 japoneses, 4 franceses, 1 norteamericana, 1 nueva celandesa (o como se diga) y la vasca susodicha..., al día siguiente les acompañaría para poder ver qué es lo que hacían 11 profesionales en una semana...
Mi tren a Chennai salía a las 23.45 así que tenía por delante todo el día y el propósito de disfrutar con lo que me encontrase, y lo que me encontré fue a mi mismo haciendo lo que hace tiempo no hacía, y más me ha llenado siempre viajando por el mundo, me encontré interactuando directamente con las gentes propias del lugar, con los propietarios de humildes carteras y grandes sonrisas, con niños radiantes de ilusión por que un día todo será mejor...
El día fue fantástico, ver cómo trabajaban paciente a paciente, barrio a barrio... compartir de algún modo, aunque no de forma implícitamente activa, la gota en el océano que supone el trabajo de estos nuevos amigos, me hizo dar un giro anímico y cambiar de chip en un viaje que venía siendo raro...
No creo haber hecho nada por esa gente más que haber sido ese blanco extravagante con la cámara que viene de visita y se deja marear por los niños del barrio, pero simplemente eso me devuelve a mi camino, me recuerda los días en Etiopía haciendo negocios entre las angostas callejuelas del mercato, los días en Wukro con el padre Angel Olaran en los que cada noche después de cenar íbamos de visita a las modestas casas de los huérfanos de los que Angel se encarga...
Esos días en los que la realidad del mundo en todas sus vertientes estaba ante mi de la forma más explicita posible, en los que las propias victimas del sistema mundial me mostraban sus consecuencias, los días en los que lo más seguro era que aprendiera algo nuevo...
Por eso doy gracias a la Vida por ponerme a Andrea en mi camino, por encontrar una amiga comprometida y realizadora en lo que yo siempre he pensado que debería ser mi camino, por eso doy gracias a Andrea por compartir conmigo su pequeño aporte al mundo, ¡Gracias!
El día pasó y mi rumbo tenía que seguir su marcado ritmo hacia Pondicherry, hacia el encuentro con otros 2 grandes amigos del camino, Alberto, al que junto a Francoise también he de agradecer que me acojan en su casa, y Walter, a quien espero ver mañana en la comunidad de Auroville...
En este pequeño lugar en el mapa marco una pausa en el itinerario, hay algo que la Vida quiere que aprenda antes de emprender otro gran periplo por lo largo y ancho de este mundo....

martes, marzo 11, 2008

Viaje por el recuerdo
(11/03/2008, Varanasi, India)

En la habitación, en el mismo Guest House en el que estuve hace 2 años en Varanasi, sin luz, es hora de poner al día las ideas que desde que volví a India no me dejan de rondar por la cabeza...
Si alguien me dice hace año y medio que iba a preferir un viaje a la India antes de a Brasil o Etiopía, le habría dicho que estaba loco, pero como será la vida que no puede pasar sin la vuelta de tuerca oportuna, el regreso a las experiencias difíciles, las segundas oportunidades, o las lecciones por aprender...
Así, casi por casualidad, ¡cómo si eso existiera! Se me ocurrió venir a India en busca de algo que ni siquiera yo se qué es, a la vida eso le da igual, si uno ha de venir a la India, viene y si surge ya encontrará eso que ha venido a encontrar...
De momento en India he encontrado cosas que ya conocía pero que casi como protección de mi mismo había olvidado, el tráfico caótico, mercado en todo tipo de lugares, comida callejera, vacas sueltas, libres y veneradas por cualquier lugar, y una extraña plaga que asola el país de los Himalayas para abajo conocida en lenguaje mundano como el Indio común...
Desde que aterricé sostengo la idea de que India sin la mitad o incluso dos terceras partes de sus habitantes sería un paraíso inigualable en la tierra, pero ¡qué se le va a hacer! ¡Además de ser visitantes no vamos a ser irrespetuosos! En India hay Indios, mil cien millones de Indios con sus rarezas y peculiaridades...

Así uno ha venido con las baterías de humor y paciencia bien cargadas, como he dicho antes este país con la mitad de Indios sería espectacular y no le vamos a quitar los méritos... hay autenticidad vayas a dónde vayas, la arquitectua, la mitología, algunas de sus gentes, los yoguies en sus ghats, la naturaleza espléndida en frutas y cultivos variopintos y ¿por qué no? La gracia de ver el caos fluyendo en una locura que parece no frenar nunca...
La fachada no puede ocultar la trastienda que le aborda por atrás, la miseria es evidente, hombres que pasan la vida en la calle durmiendo en cualquier lado, aseándose como pueden en pozos públicos, siendo afeitados por barberos ya que no tendrían cómo afeitarse y deben dar buena imagen en un trabajo que no le da para una vida digna, comiendo en puestos de comida callejera ya que no tienen cocina para cocinarse ellos mismos... Y eso con suerte conservando la salud en condiciones de higiene menos cero, siempre con trabajo porque si no toca mendigar, y mendigos hay muchos, la mayoría mutilados, inútiles en su propia existencia...
Parece que vuelve la luz en la ciudad del Ganga... esta ciudad tiene un encanto especial con sus ghats dando forma a la escalonada orilla de uno de los ríos más venerados del mundo, los crematorios, los yoguies en taparrabos y la farándula que se crea a su alrededor son únicos, resulta una convivencia increíble entre personas consagradas a la meditación y a la espiritualidad renunciando al materialismo hasta el extremo de vivir en la calle con lo puesto, y el estafador de turno contando mentiras a los turistas para sacar dinero de la manera más fácil e irrespetuosa con sus propias tradiciones, aprovechados de un folklore con gancho turístico...

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