viernes, enero 09, 2009

Paisajes del Valle del Drá y noche en el Sahara


Viajé unos días para quitar el mono, iba a tener pocos días de vacaciones en navidades y me había resignado a pasarlas en casa, pero cuando me dijeron que tendríamos más vacaciones de lo que pensaba me animé a aceptar la propuesta de mi hermana para ir con ella y su novio a Marruecos, eso si, sin saber ni cómo, casi respondiendo a una llamada interna cogí la vuelta 2 días más tarde que ellos, tendría ese lapso vital de tiempo en el que volver a sentir lo que tanto tiempo ha compuesto mi vida...
Unas vacaciones son unas vacaciones y nos concedimos más lujos
 de lo que habríamos hecho en un viaje más largo, no cogí un transporte público hasta el último día para volver de Rabat a Casablanca, alquilamos un coche pequeño que nos llevó por allá dónde quisimos, atravesamos los Atlas y recorrimos el valle del Drá hasta Zagora y después hasta Mhamid, pasamos una noche en el desierto y cogimos rumbo de nuevo por nuestro pasos a Marrakesh...
Ahí lo más auténtico del viaje, a partir de ahí Marrakesh resultó casi un parque temático al igual que Esaouira, sin negarle su encanto, sobre todo Esaouira, resultaron lugares demasiado trillados por los turistas y poco negocio "local", males asumibles cuando te planteas un viaje de tan solo 12 días pero que en el momento te hacen plantearte otros viajes más largos...
Después de intentar encontrar el encanto suficiente como para pasar la noche en Safi o Al Jadidi y no encontrarlo acabamos pasando la noche el Casablanca y el último día de Leire y Aritz en Rabat.
Nos sorprendió Rabat, a lo árabe me hizo recordar la simbiosis Johanesburg/Pretoria con Casablanca/Rabat, como ciudades no tienen nada que ver pero en ellas encontramos una gran metrópolis ruidosa, sucia y desagradable incluso, y la otra más pequeña, limpia, ordenada y sede administrativa burocrática a la vez que diplomática y financiera con un aire más refinado...
Me vino muy bien pasar los últimos días en soledad, después de 10 días recobrando el ritmo del viaje, la calma durante la tormenta de estímulos, el observar tranquilo desde una terraza, un buen libro y 2 días para mi solo... recordé, redescubrí aquellas sensaciones tan hermosas que encontraba en mis viajes de antaño y los que sin duda me esperan, pero que hace tiempo tenía perididas...
Entiendo por qué la gente se engancha a Marruecos  y no deja de ir en navidad, semana santa y verano, es un país sobre todo cercano y de una cultura muy diferente a la nuestra, hay vuelos baratos y se venden paquetes turísticos cómo rosquillas,  en los 10 típicos días de vacaciones no te da tiempo a ver más que un poquito y te quedas con ganas de ver más, yo creo que el mal de Marruecos es que siempre te deja con ganas de más, ¿existirá ese algo más?
Marrakesh está lleno de turistas que no saben qué cultura visitan y gastan todo lo que pueden en los zocos, para eso han ido, pero también hay muchos viejos usuarios occidentales de esas carreteras que te cuentan cómo está cambiando el país en cuestión de unos años...
Imaginamos lo que suponía viajar por un país cómo ese hace unos años y nos apenaba que ya no fuese así, el llamado progreso hace más igual incluso el mundo árabe, más desagradable el trato encontrado en los lugares turísticos e insólita la tradicional amabilidad árabe fácil de encontrar lejos de los focos turísticos, una pena pero parte de la realidad de un país que hace del turismo su mayor industria y el desarrollo su mayor deseo... Ojalá encuentren algo parecido a ese desarrollo que buscan... 

jueves, enero 08, 2009

Marruecos en primer plano